Querido amigo: 

En esta carta podría hablar sobre mi experiencia docente y sobre mis méritos académicos. Pero no se trata hoy de mi, se trata de ti.  Se trata de ayudarte a que tú mismo saques el talento que llevas dentro.

Durante muchos años, en mi adolescencia, tuve que escuchar aquello de «¿por qué no te buscas un trabajo serio?»; «¿Te dedicas a algo más, o sólo a la música?»; «¡Más te vale que vayas encontrando algo con salida!»; «Si luego te sale mal, ¡no vengas a decirme nada!».

¿Nos suena?

Cuando pasaron los años y por fin me pude dedicar con éxito a lo que me apasionaba, era tanta mi alegría que jamás tuve el deseo de reprochar nada a nadie.

Ahora me dedico a enseñar música y compartir mi pasión. Es el resultado de muchos años de investigación, formación, trabajo y dedicación con la mejor actitud posible.
No me cansaré nunca de enseñar y transmitir cultura. Por eso relaciono la música con el cine, la poesía, la pintura… la cultura es el mayor instrumento para alcanzar nuestra libertad. 

Lo único que hice para cumplir mi sueño y emprender este proyecto fue algo tan simple (y a su vez tan retador) como confiar en mi mismo.

La vida es demasiado corta como para malgastarla en cosas que no amamos. Por eso te digo, que si crees que tienes algún talento dentro de ti, ¡sácalo fuera! Y compártelo, porque así la humanidad crecerá un poquito más. 

Qué me dices, ¿comenzamos a trabajar en todo este asunto? 🙂